Concierto robótico de cuerda, partiturado e interpretado sin intervención humana
A pesar de que cada uno de sus brazos solo tiene una cuerda, unos actuadores finamente calibrados se encargan de manipularla de tal forma que son capaces de producir el sonido de dos violines, un violonchelo, una viola y un contrabajo, aportando la riqueza musical para tocar las melodías escritas por su cerebro electrónico. Has leído bien: el propio robot compone su música.
Escuchando una melodía tocada en un xilófono o un teclado MIDI, el robot es capaz de crear una partitura nueva usando el juego de la vida (Wiki), para después decir a cada uno de sus miembros cómo han de tocar sus respectivos segmentos. El resultado es una banda robot capaz de crear una gran cantidad de melodías a partir de un único tema. Como Nickelback, pero sin botellazos.
Vídeo tras el salto.
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